Descrubre tu RUTINA

Cómo debe ser un proceso de desmaquillado correcto y completo

La limpieza facial es el paso más importante de la rutina diaria de cuidado de piel. Para prevenir que los signos del envejecimiento se instalen demasiado rápido y profundamente, es fundamental dedicarle tiempo a nuestra piel con una rutina diaria en cuatro pasos: desmaquillar, limpiar, hidratar y tratar. Rocío Franco, experta en dermocosmética de Gisèle Denis, nos cuenta cómo debe ser un proceso de desmaquillado correcto y completo.

Para presumir de una piel sana, hay que partir de una piel limpia. Las impurezas y las células muertas que se acumulan en la superficie de la piel evitan el correcto funcionamiento de manto protector de la piel, perdiendo el nivel óptimo de hidratación, favoreciendo la aparición de manchas irregulares que dan un aspecto de tono apagado a la piel. Todo esto contribuye a acelerar el envejecimiento cutáneo. Además, un rostro limpio facilita la hidratación y la absorción de los activos presentes en los productos de tratamiento”, explica Rocío. 

Se debe limpiar la piel tanto por la mañana como por la noche. Al despertar, la piel ha ido acumulando sustancias de desecho propias del metabolismo de la piel, más activo durante la noche La limpieza de cada mañana elimina estas sustancias de desecho y asegura que la piel esté lista para el cuidado de cada día. En un primer paso, empleamos el limpiador o limpiadores que más nos convengan según nuestro tipo de piel o gusto personal. Después, aplicamos suavemente y a toquecitos el tónico, que elimina cualquier resto de limpiador y refresca la piel, al tiempo que restablece su pH natural. Tras ello, nuestra piel ya está lista para el tratamiento específico y aseguraremos que sus activos penetren en profundidad y cumplan su función de forma eficaz. Como último paso, no debemos olvidar el protector solar y, si queremos, el maquillaje. 

La limpieza facial nocturna elimina la suciedad acumulada durante el día, el sudor, la grasa, la polución y el maquillaje. Para empezar, debemos utilizar un desmaquillante suave de ojos indicado para limpiar y proteger la delicada piel de esta zona. Tras él, aplicamos el limpiador o limpiadores que más nos convengan (leche, gel o agua micelar) y el tónico. La piel queda entonces limpia y preparada para absorber los componentes activos del producto para el cuidado de noche.

NO LIMPIAR EL ROSTRO ACELERA EL ENVEJECIMIENTO CUTÁNEO

La falta de limpieza origina una obstrucción en los poros, dando lugar a imperfecciones, acné, puntos negros… Los tratamientos antiaging pierden efectividad, ya que la suciedad impide que los activos penetren en la piel. Puede deshidratar la piel y alterar el equilibrio de su manto protector  Desmaquillarse es una cosa y limpiar la piel es otra.

Dependiendo del tipo de limpiador a veces se pueden realizar las dos acciones en una. Pero no se debe asumir que un limpiador eliminará por completo el maquillaje y la suciedad.  

1. Agua micelar: 

Se trata de una forma rápida y fácil para eliminar el maquillaje y las impurezas, y además es suave con la piel. Se compone de una miríada de diminutas micelas (moléculas bipolares) suspendidas en el agua que actúan como un imán para eliminar la grasa, la suciedad y el maquillaje de la piel. Para usar agua micelar, lo único que hay que hacer es verter unas gotas sobre un algodón y aplicarlo en la piel. ¡No es necesario enjuagar! 

2. Desmaquillante de ojos: 

Es un producto necesario para retirar efectiva y suavemente los restos de maquillaje de párpados y pestañas, incluyendo productos resistentes al agua o de larga duración. Debe ser un producto desarrollado específicamente para esa zona tan sensible ya que, de lo contrario, puede irritar la piel. Se debe utilizar con suavidad. 

3. Limpiador en leche:

Los limpiadores en leche suelen contener aceites que tienden a arrastrar la grasa de maquillajes, por lo que usar una leche desmaquillante en la piel puede ayudar a levantar el maquillaje más pesado en la piel al mismo tiempo que nutre la piel y repone su equilibrio natural. 

4. Tónico facial: 

Es un producto que no puede faltar como último paso de la limpieza facial. Los tónicos ayudan a reequilibrar el pH de la piel tras la rutina de limpieza facial. Además, cierran los poros, refrescan, eliminan los restos de productos desmaquillantes y preparan el cutis para los cuidados posteriores. 

¿La recomendación de nuestra experta?  Combinar dos limpiadores y terminar siempre con el tónico facial como paso final. Además, para eliminar el maquillaje de la zona de los ojos, hay que utilizar un producto específico, ya que es una zona muy sensible.    

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